El
corazón comienza a latir cada vez más rápido. Las venas se dilatan para que la sangre, bombeada por el desquiciado músculo, corra a su antojo, ardiente, hacia cada rincón de tu cuerpo. El sudor, frío, empapa tu frente, la
camiseta del pijama, tu espalda. Te quedas paralizado. Está ahí, te está
mirando. Con sus ojos mezquinos, calculadores y penetrantes atraviesa tu alma. La atraviesa como si de la mismísima espada del rey Arturo se tratase. Incluso llegas a sentir el frío metalizado.
No sabes qué hacer, cómo actuar. Tus miembros están totalmente rígidos. Si no respondes rápido serás víctima de una terrible muerte. Estáis frente a frente: tú o ella. Se acerca. Se acerca lentamente. Lo ves, lo ves y no puedes hacer nada. Estás acorralado. Ahora, lo único que deseas es que todo termine cuanto antes. Tu vida pasa por delante de tus ojos. De repente Pas! Pepa pisa la cucaracha.
No sabes qué hacer, cómo actuar. Tus miembros están totalmente rígidos. Si no respondes rápido serás víctima de una terrible muerte. Estáis frente a frente: tú o ella. Se acerca. Se acerca lentamente. Lo ves, lo ves y no puedes hacer nada. Estás acorralado. Ahora, lo único que deseas es que todo termine cuanto antes. Tu vida pasa por delante de tus ojos. De repente Pas! Pepa pisa la cucaracha.
Puedes
respirar tranquilo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario