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sábado, 5 de septiembre de 2015

Rojo

Una manzana fue la responsable de que toda la humanidad fuera condenada a vivir en la esclavitud del pecado. Expulsados del Paraíso para llevar una miserable existencia, nuestro mayor anhelo era regresar a él. Solamente "El Elegido" sería capaz de liberarnos de semejante carga.

Mucho tiempo después, una tarde soleada, un hombre se encontraba reflexionando a la sombra de un árbol. Algo cayó al suelo, delante de sus pies: no era otra cosa que aquella manzana, el fruto prohibido que una vez hubo de sentenciarnos. Aquel hombre, la cogió, la miró y esbozó una pequeña sonrisa. Isaac Newton había descubierto la gravedad. Una gravedad que, con toda su fuerza de atracción, arrastró el Paraíso hasta nosotros... Nuestra penitencia había terminado.

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